sábado, 12 de octubre de 2013

El OLVIDO QUE SEREMOS, de Héctor Abad Falciolince







Un libro que nos ha gustado de a todos. Incluso, al tratarse de un hecho verídico y relativamente actual (años 80-90), ha habido una persona que al leerlo y conocer los hechos con sus protagonistas, le ha resultado emocionante y cercano.

Emocionante nos ha resultado a todos.  El argumento se centra en la historia de un médico de clase acomodada en Colombia que por involucrarse en querer resolver los problemas de salud de los desfavorecidos, es asesinado.  Una época en la que vivir en ese país, era un milagro.

El libro está escrito por el hijo, Héctor Abad.  Muy bien escrito y aún siendo un homenaje a la figura de su padre tras 20 años de su muerte, no es nada sensiblero (pudiéndolo ser por su carga intimista) ni revanchista ni con pretensión de desquitarse, no, es un libro catarsis de un hecho doloroso que cambió las vidas de esa familia, para siempre.

El título alude a unos versos que el autor encontró en el bolsillo del padre asesinado, atribuídos a Borges:


Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y del término, la caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo. 

Héctor  Abad, además de contarnos cómo era su padrey la sociedad en esa época, también hace hincapié en la estrecha relación entre padre e hijo, una relación muy especial llena de afecto.  Un afecto desmedido (aunque desde mi punto de vista, el afecto nunca ha de considerarse desmedido, no) y que en algún momento y analizando ciertos pasajes, pudiera considerarse como algo más: el empeño del padre en que el hijo viene la película Muerte en Venecia, tal vez tenga un transfondo o sea una señal de cierta homosexualidad encubierta “en el cajón del escritorio del padre fallecido”.  Da igual, eso es solamente una anécdota en un libro muy bonito y lleno de sentimientos de generosidad para con los más vulnerables y una lucha a toda costa, por sus derechos y reinvindicaciones de igualdad y bienestar.  Esto es lo que le costó la vida al padre del autor y lo que refleja el hijo en este libro homenaje.


Está narrado desde el afecto y el escritor consigue reivindicar así a su padre asesinado por una causa noble y sacarle del inexorable olvido que seremos

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