Un libro que nos ha gustado de a todos. Incluso, al tratarse
de un hecho verídico y relativamente actual (años 80-90), ha habido una persona
que al leerlo y conocer los hechos con sus protagonistas, le ha resultado
emocionante y cercano.
Emocionante nos ha resultado a todos. El argumento se centra en la historia de un
médico de clase acomodada en Colombia que por involucrarse en querer resolver
los problemas de salud de los desfavorecidos, es asesinado. Una época en la que vivir en ese país, era un
milagro.
El libro está escrito por el hijo, Héctor Abad. Muy bien escrito y aún siendo un homenaje a
la figura de su padre tras 20 años de su muerte, no es nada sensiblero
(pudiéndolo ser por su carga intimista) ni revanchista ni con pretensión de
desquitarse, no, es un libro catarsis de un hecho doloroso que cambió las vidas
de esa familia, para siempre.
El título alude a unos versos que el autor encontró en el
bolsillo del padre asesinado, atribuídos a Borges:
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y que no veremos.
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y del término, la caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte y las endechas.
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo.
Héctor Abad, además
de contarnos cómo era su padrey la sociedad en esa época, también hace hincapié
en la estrecha relación entre padre e hijo, una relación muy especial llena de
afecto. Un afecto desmedido (aunque
desde mi punto de vista, el afecto nunca ha de considerarse desmedido, no) y
que en algún momento y analizando ciertos pasajes, pudiera considerarse como
algo más: el empeño del padre en que el hijo viene la película Muerte en
Venecia, tal vez tenga un transfondo o sea una señal de cierta homosexualidad
encubierta “en el cajón del escritorio del padre fallecido”. Da igual, eso es solamente una anécdota en un
libro muy bonito y lleno de sentimientos de generosidad para con los más
vulnerables y una lucha a toda costa, por sus derechos y reinvindicaciones de
igualdad y bienestar. Esto es lo que le
costó la vida al padre del autor y lo que refleja el hijo en este libro homenaje.
Está narrado desde el afecto y el escritor consigue reivindicar
así a su padre asesinado por una causa noble y sacarle del inexorable olvido
que seremos
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