Slawomir Mrozek (Polonia)
Slawomir Mrozek (Polonia)
Un buen día, paseando por la orilla de un río vi de pronto a
un boy-scout que se estaba
ahogando. Conozco el lugar, no es profundo, así que decidí
salvarlo en cuanto
se reuniera un poco más de público. Me senté en un banco a
esperar. El
boy-scout gritaba de lo lindo, por lo que al cabo de poco se
congregó en la
orilla un nutrido grupo de gente. Esperé un poco más para
que el público
estuviera al completo, entonces me levanté, me acerqué al
agua y animado por
los gritos de admiración me puse a quitarme lentamente el
zapato izquierdo. El
público me aplaudió. Estaba ya en calcetines cuando me di
cuenta de que un
sinvergüenza también se disponía a desnudarse. Me puse
furioso.
-Yo estaba aquí primero-le dije. Y él me contestó:
-¿Es tuyo el boy-scout o qué?-y se puso a quitarse el
chaleco.
-¡Tiene razón!-se dejaron oír unas voces entre el público-.
¡El boy-scout es de
todos!
-Deja esos pantalones-le dije-. Tú aún no estabas en este
mundo cuando yo ya
salvaba boy-scouts.
-Habrás salvado a tu abuela-me contestó en un tono
insultante.
-Y tú a tu tía. Vete a hacer puñetas y deja en paz al
boy-scout.
El público iba en aumento. Unos estaban de mi parte, otros
decían que todo el
mundo tiene derecho a salvar boy-scouts. Vi que las cosas se
complicaban y que
todo dependía de quién se desnudase primero. Aunque él había
comenzado más
tarde, como llevaba cremallera me alcanzó. Le gané sólo al
llegar a los
calzoncillos. Al ver que perdía su oportunidad quiso saltar
al agua tal como
estaba, en ropa interior. Se me encendió la sangre y le eché
la zancadilla.
¡Por hacerse el héroe!
No sé qué pasó con el boy-scout porque a nosotros nos
llevaron a urgencias. Yo
le disloqué un brazo y él me rompió unos dientes.
Salvar a los que se ahogan requiere valor y sacrificio.
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